A la verdadera afición de Liria.
Agradeciendo la invitación de la Federación de Peñas Taurinas de Liria para escribir en este espacio, nos honra hacer partícipes a todos aquellos aficionados, alejados de disputas y rencillas personales, del nacimiento y desarrollo de la ya conocida Tertulia Taurina de Liria “Emilio de Justo”, santo y seña de un espacio de amistad, reflexión, sana crítica y verdaderas ganas de aprender de esa pasión que es la Tauromaquia.
Brevemente, para aquellos que no la conozcan, esta tertulia salió de la necesidad de algunos aficionados cabales que necesitaban de poder sentarse y hablar de toros como antiguamente se hacía en los cafés; dando rienda suelta a su particular visión del orbe taurino, con la preferencia a un determinado encaste respecto de otro, la pasión (motor de toda la fiesta) expresada por algún torero, la belleza de los detalles de la lidia, el buenhacer de determinados banderilleros, la importancia del tercio de varas, o las distintas críticas al sector empresarial, político y demás satélites pululantes de nueva hornada, que algunos defienden, y otros denostan.
Realmente, no es más que una continuidad de la tradición, puesto que hermoso es ver que nada ha cambiado en el sustrato real de la fiesta, expresado en el sentir e idiosincrasia del pueblo español; quien a lo largo de los siglos, amando la fiesta por encima de todas las cosas, echaba a los leones a las figuras, hasta que éstas se retiraban, convirtiéndolas en mito, sentenciaban severamente que los toros de antes embestían y eran más fieros que los de ahora, o que la fusión de apoderados y empresarios no eran más que el demonio de la fiesta; y todo ello, bajo apasionadas conversaciones con el acompañamiento de buenas viandas y mejores caldos que calentaban el invierno, y enardecían la camaradería.
En este punto, oscilando entre los 8 hasta los 15/16 tertulianos, los últimos jueves de cada mes, diversos aficionados han disfrutado de estas noches de pasión taurina; con una particularidad, y ésta ha sido la tenacidad en invitar la mayoría de las noches a distintos profesionales, para que éstos, y en el ámbito de la intimidad que supone una reunión de amigos, hayan dado rienda suelta a su particular y doctrinal visión del mundo del toro, acercando a los presentes a conocer aspectos, perfiles, o detalles que jamás en la vida, sin el apoyo de esos profesionales, el simple aficionado puede percibir y apercibir; sin otra finalidad que la de aprender y crecer en conocimiento con la única aspiración de ser premiado con el calificativo de “buen aficionado” por parte de profesionales y del resto de taurinos.
Así, y degustando toda clase de guisos, han pasado por nuestra mesa, y hemos escuchado a auténticas personalidades del mundo del toro su docta visión de cuestiones como la dictatorial imposición de los encastes dominantes, o de la dificultad de estar delante de los “grises”, de la supremacía de José Tomás versus la maestría de Ponce, o de la personalidad de figuras de antaño como Luís Miguel Dominguín, Paquirri o José María Manzanares; y también hemos disfrutados de dos bandos confrontados, e irreconciliables, con furibundos ataques al Juli; gloriosamente repelidos por la hueste defensora del madrileño, o la importancia y predominancia de la suerte de varas en detrimento de la faena de muleta; y, en algunas ocasiones, si bien las menos, de la problemática que embebe al toro de la calle.
Y en este contexto, han pasado por nuestra mesa matadores de toros como Jesús Chover, asiduo a la tertulia, dado que es tertuliano desde la primera de las noches; al igual que uno de los niños prodigio del toreo, y actualmente en el disparadero para alcanzar la ansiada categoría de figura, como es el albaceteño, afincado en Valencia, Rubén Pinar; quien estuvo acompañado del mejor picador que ha dado hasta el momento nuestra comunidad valenciana, Francisco Ponz, “Puchano”; sin dejarnos la noche que nos dejó para el recuerdo el excelso torero de plata, Luís Blázquez, o al ganadero y matador, Gregorio de Jesús, acompañado de quienes en aquel entonces eran sus poderdantes, el novillero Alfredo Bernabeu y el también matador de toros, Jairo Miguel.
Pero no sólo estos grandiosos toreros han compartido nuestra mesa, sino también máximas figuras del toreo han bajado a la arena y nos han dado el placer de sentarse con nosotros; dándonos noches inolvidables, como aquella en la que Emilio de Justo vino a dar nombre a la tertulia; o aquella otra que nadie podrá olvidar, en donde alternando con el maestro Javier Vázquez, D. Vicente Ruiz, “El Soro”, nos transportó en una noche de ensueño a los tentaderos con Antonio Bienvenida, a las habitaciones de hotel de la América Taurina, a la pelea con José Mari Manzanares o a la rivalidad con Paquirri, consiguiendo que más de 20 personas, algunas frisando canas, estuvieran callados y boquiabiertos durante más de dos horas como auténticos niños escuchando un cuento que nunca quieren que acabe. Grande Soro.
La Tertulia sigue, y seguirá mientras haya aficionados cabales, que sin imponer sus pareceres, quieran hablar de toros y aprender; con la ventaja de no ser dependientes, de nada, ni de nadie, y libres para expresar sus emociones y sentimientos; y con este afán, en fechas muy próximas traerán a una grandiosa figura del toreo, que, a buen seguro, sentará cátedra, y permitirá que aquellos tertulianos que desde un principio se ilusionaron con la idea de sentarse alrededor de una buena mesa a hablar de toros, sigan sentándose con la única finalidad de ser “buen aficionado”.
En Liria a 26 de diciembre de 2019
TERTULIA TAURINA DE LIRIA “EMILIO DE JUSTO”